A finales de la secundaria y durante toda la preparatoria, una pregunta nos atormenta de manera constante: ¿qué vas a estudiar? Para muchas personas encontrar una respuesta adecuada es complicado. Familia, docentes y amistades nos bombardean con juicios sobre las profesiones haciéndonos dudar de las carreras y en ocasiones de nuestras capacidades. Más aún cuando se trata de áreas de humanidades y sociales. “Te vas a morir de hambre”; “Jamás vas a encontrar trabajo”; “Los que estudian eso son pobres”, son algunas de tantas frases utilizadas por la gente para aterrorizar a la juventud. Tan es así que, Jesús Rodolfo Santander, Doctor docente de la Facultad de Filosofía y Letras en la jornada académica de bienvenida del colegio de filosofía en el año 2000 tuvo que aclarar a los nuevos estudiantes que la filosofía no es una religión, no es astrología y muchos de los títulos de librerías comerciales con el título de filosofía ni siquiera se acercan a lo que es la materia en cuestión.
Con tristeza, veo muchos colegas y amistades que se atreven a estudiar humanidades o sociales, iniciar sus licenciaturas con profundos temores alimentados de toda clase de mitos e historias terribles, rayando en la ilegalidad y el absurdo. En esta ocasión quisiera detener su atención en la carrera de filosofía pues entre las profesiones más despreciadas por la sociedad, ésta se destaca por mucho de las demás.
Entiendo la desconfianza de la gente a la filosofía, pues a diferencia de otras profesiones al preguntarnos qué es la filosofía encontramos tantas definiciones a veces contradictorias unas con otras. Hablando de su utilidad los mismos especialistas en la materia tienen opiniones distintas. Algunos dirán que la filosofía solo sirve para estudiarse a ella misma. Otros, la ven como una herramienta para crear conceptos al servicio de la ciencia, la política o las artes. Algunos más radicales afirman su inutilidad como una actividad intelectual exclusiva para cierta élite. Entre las y los filósofos encontramos muchas formas de pensar: personas que dudan de toda posibilidad de verdad, personas que sólo confían en las demostraciones empíricas o en ideas absolutas.
Sin embargo, esto no se debe a ninguna confusión o falta de comprensión, sino por la amplitud misma de la filosofía. A lo largo de sus tres mil años de historia ha generado diferentes maneras de comprender el mundo en las cuales ciencias, religiones, ideologías políticas y corrientes artísticas han fundado su conocimiento. A diferencia de otras disciplinas la filosofía busca maneras distintas de entender la vida, de ahí su gran incompatibilidad con los saberes. En política, la filosofía busca maneras distintas de hacer política, lo cual a ningún político agradaría porque él busca hacer de su saber el único y verdadero. El desprecio de los científicos hacia la filosofía va en el mismo sentido, pues el científico busca hacer de su método la única manera de generar conocimiento. En toda disciplina donde la filosofía se encuentre: economía, derecho, medicina o música, pondrá en duda los principios de ese saber para averiguar si es posible llegar a otros conocimientos más allá de los ya establecidos. Tan es así, que al tratar de definirse ella misma encuentra tantas formas de definirse como tonalidades de un solo color puedan imaginarse. Idealmente esto es algo que todos admirarían y reconocerían como algo fundamental para que el conocimiento humano llegue a su máximo potencial. Lamentablemente, la realidad histórica nos muestra lo irritable, insoportable y lo irónicamente necesaria que resulta ser la filosofía para la sociedad.
Él o la filósofa no buscan afirmar aquello que dicen saber sino alcanzar a conocer aquello que ignoran de su propio saber. Para hacer filosofía se necesita creatividad y una mente dispuesta a aceptar nuevas ideas sin pena a reconocerse ignorante. Filosofar es pensar una idea hasta encontrar sus límites explicativos y en esos límites crear posibles caminos para seguir explorando. Al no tener una guía establecida la mayor parte del tiempo sufre en divagaciones que tiene que ir experimentando hasta encontrar algo útil que le ayude a entender algo nuevo de la vida. Si tú o alguien que conoces tiene inquietudes por estudiar filosofía les recomiendo, dejar de escuchar discursos de odio sobre la carrera y echarle un ojo a: “De la filosofía en la aventura del comienzo” del doctor Jesús Rodolfo Santander. Una publicación de ediciones el lirio que podrás encontrar en librerías BUAP. Yo soy Juanito Ramírez y este es el libro de la semana
“Así, en los cursos o en los pasillos el estudiante podrá escuchar a algunos maestros sostener fríamente que la filosofía no puede más que subordinarse a fines prácticos… podrán escuchar a algunos otros sostener con ardor que la filosofía es un saber de hombres libres, tan fundamental que no puede subordinarse a ningún otro fin que no sea ella misma”
Juanito Ramírez
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