“En efecto, «por convención es dulce», afirma Demócrito, «y por convención es amargo, por convención es caliente, por convención es frío, por convención es color, pero en realidad hay átomos y vacío».” (S.E., M., VII, 135)
¿A qué le llamamos realidad? Esta pregunta ha intrigado al ser humano desde hace mucho tiempo. El objetivo principal de este ensayo se divide en dos: en primera instancia, intentar comprender la realidad con los siguientes términos: la realidad humana y la realidad no humana; y en segunda, entender que hay tantas realidades como individuos. Es imposible describir en su totalidad la realidad.
Para iniciar nuestro cuestionamiento habría que preguntarnos: ¿qué es lo primero que pienso cuando se habla de la realidad? Probablemente pensemos en lo que sentimos, es decir, lo que nos dicen nuestros sentidos. Mi realidad en este momento se compone de mi sentir; la brillante pantalla que estoy viendo ahora, la cómoda silla que estoy tocando o la dulce melodía que estoy escuchando. Con facilidad podría quedar inmerso en el sentimiento y en el pensamiento de que la realidad es eso, lo que siento; sin embargo, pensar eso es erróneo.
Yo sé que mi casa existe, pero de ninguna manera puedo utilizar mis sentidos para saberlo. René Descartes, filósofo renacentista, en su obra “Meditaciones Metafísicas” (1641) ya notaba que no podemos confiar en los sentidos, pues nos pueden engañar, por tanto debemos descartar que la realidad es en su totalidad lo que percibimos. Por otro lado, la realidad también podría ser lo que vivimos, no solo lo sensorial. Las experiencias, lo que nos sucede y lo que propiciamos es parte de lo que llamamos realidad. Así, si escribiera en este momento un poema de un profundo desamor, la pena me sería tan real, tan presente que no podría pensar que aquella pena no existe, que no es parte de la realidad.
Por otra parte algunos piensan que otra manera más exacta de describir la realidad es con la ciencia. No obstante, no se logra entender en su totalidad, puesto que la realidad es demasiado compleja, por lo que la ciencia termina describiendo casos hipotéticos. Por ejemplo, un simple círculo, al que todos conocemos, lo divisamos a través de fórmulas y operaciones para conocer sus características, pero ese círculo es ideal, pues naturalmente nunca encontrarás un círculo así.
No obstante, la ciencia falla al describir la relación del humano y la realidad. No puedes hablar exactamente de lo que sentimos, de lo que vivimos ni de cómo nos relacionamos con la realidad. Es aquí donde categorizamos la realidad en dos: la realidad humana y la realidad no humana.
La realidad humana es antropológica, es decir, pone al hombre como centro, y su experiencia como parte del universo. Con respecto a lo humano se establece una relación sujeto-objeto. Esta relación es bidireccional, dicho de otra manera, uno determina al otro. El sujeto decodifica lo que recibe es decir, descubre en la dimensión y aprende de ella, por lo que determina al objeto. En cambio el objeto (espacio-tiempo) determina al sujeto, porque el sujeto aprende del objeto, pero el objeto constantemente cambia.
Asimismo la realidad humana también establece relaciones sujeto-sujeto, en estas relaciones nacen conceptos propios de los humanos: el amor, el arte, la amistad, las penas, entre otras cosas. Es importante está afirmación, pues es una diferencia clave entre ambos horizontes. La realidad no humana no es antropológica, elimina al hombre como centro y sólo es estructural.
Esta realidad estructural es el sentido que da forma a lo que existe, lo que pasa y dicta lo que no puede ser. Esto quiere decir que la realidad no humana es lo que permite la existencia, es lo que sostiene al mundo. Además, la realidad no humana no establece alguna relación con el sujeto, dicho de otra manera, es independiente a él, porque no necesita del sujeto para existir. Esta realidad es un trasfondo; lo que está detrás, y por tanto no podemos interactuar de manera directa con él.
Pensémoslo como una computadora y una persona, ambas dentro de un espacio y un tiempo, el objeto es la computadora y el sujeto la persona. La realidad no humana sería el hardware, cuya función propicia que el dispositivo funcione y no permite su alteración desde la interfaz.
La realidad humana sería la interfaz, dicho de otra manera lo que sucede en la pantalla y es controlado por la persona. En esta pantalla puedes hacer cosas que el hardware permite, mas no puedes ejecutar acciones como dibujar, mandar mensajes, u otros comandos sin un principio.
En resumen la realidad no humana permite existir a lo humano, más no lo abarca. El siguiente punto por tratar es: ¿hay una sola realidad humana o hay tantas realidades cómo individuos? La realidad humana está basada en el hombre y sus experiencias; sin embargo, todos tenemos experiencias diferentes. Cada individuo tiene una relación diferente con la realidad, y por lo tanto, una realidad humana distinta.
En último término: ¿es posible describir la realidad en su totalidad? Puesto que hay tantas realidades como individuos, no podemos conocer todas las caras de la realidad humana. Además tampoco podemos hablar de la totalidad de la realidad no humana, pues esta es infinitamente compleja y para describirla utilizamos ideales. Como consecuencia, conocer la realidad completamente es una tarea imposible y solo podemos aproximarnos a ella.
En conclusión no es posible describir la realidad en su totalidad, por lo que vivimos, sentimos y atendemos fragmentos de ella. Asimismo podemos dividir la realidad en dos: la humana y la no humana. La realidad humana es diferente para cada individuo, pero mas que una “realidad deshumana” es la realidad de un tiempo, de un espacio. Es la posición de un individuo o de un grupo frente a un todo y una nada…
Yered Uriel de Gabriel Corona
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