
Me encanta verte ser humano,
me alegra saber que estás ahí.
“Ahí” es un concepto relativo que puede ser cualquier sitio,
pero saber que existes y que en algún lugar estás, me hace feliz.
Feliz de saber que eres materia.
¡Qué los átomos se juntaron y la consecuencia fuiste tú!
Grata mi fortuna, porque ocupas un espacio
en un tiempo específico,
donde también me sitúo yo.
Me encanta verte,
verte ser humano,
verte cuando tus ojos se iluminan
con cualquier cosa que no soy yo.
Me encanta verte cuando piensas
en cualquier cosa que no sea pensar en mí.
Me encanta que existas por fuera de mí misma,
que seas persona y no concepto.
Me encanta que seas espíritu y cuerpo.
Me encanta verte ser,
cuando estás quieto en tu ventana,
y la emoción te transita al notar que empieza a llover.
Entonces yo sólo soy espectadora de la escena
y tú el protagonista.
Te olvidas por un momento de que te veo;
la alegría me invade al notar que la tuya
Depende de algo tan cotidiano como la lluvia.
A fin de cuentas, eres humano.
Me encanta verte ser humano:
concentrado en tus labores, absorbido por la filosofía,
habitando tus contradicciones.
Me encanta verte haciendo las cosas más mundanas:
lo cotidiano, la rutina…
Amo la convivencia que te inventas con otros:
los vínculos que trazas en simultaneidad
con nuestro algo, porque el amor que te conforma
no tiene más retorno,
que el nido de tus pensamientos
en los que amas también existes,
y cuando existes,
me alegro.

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