Durante años, he discutido con una mujer sobre la importancia del placer sexual en la vida humana. Ella defiende la privación del deseo como elemento necesario del buen vivir. Y entiendo su punto, pues a lo largo de siglos la iluminación mÃstica, la sabidurÃa y el heroÃsmo conllevan un acto de renuncia al placer sexual. O en su defecto, una canalización privativa del mismo por medio del arte. El estoicismo, el budismo, el cristianismo, el pesimismo, el intelectualismo y un largo etcétera de corrientes filosóficas religiosas y ateas, han señalado la privación sexual como un elemento esencial para alcanzar la longevidad, la virtud y la verdad.Â
Quien no es capaz de renunciar al placer sexual en busca del buen vivir queda condenado a lo que Platón ejemplificó en el Banquete con el borracho de AlcibÃades enamorado de Sócrates. Los deseos de entrega carnal reducen nuestra capacidad de actuar y de juzgar en el amado. Cuando la belleza, la bondad y la verdad sólo giran en torno a la presencia del otro, se cae en el descuido de sà mismo, en la dependencia, los celos, la envidia y debilidad espiritual por el placer. Cuando el amado rechaza al amante, toda máxima de vida pierde su sentido. El amante ve inútil el cultivo del conocimiento, el desarrollo de las virtudes o la creación artÃstica. Y se entrega a los placeres efÃmeros para llenar ese vacÃo.Â
El deseo sexual en la vida humana, sólo puede traer desgracia. Claro designio de esta sentencia se encarna en la imagen del Marqués de Sade. Un hombre, cuyo pensamiento exploró el placer sexual como principio rector de la vida llegando a horizontes espeluznantes. Sin embargo, haciendo a un lado la monstruosidad de sus novelas, Sade tiene un punto. La percepción de valores éticos, estéticos y metafÃsicos no son los mismos al salir de la alcoba. La inmortalidad del alma, la belleza, el bien supremo o la eternidad estremecen su significado ante la presencia del éxtasis. De tal modo que toda esperanza de ascendencia espiritual, sabidurÃa ancestral, máxima moral se puede reducir al irrisorio absurdo por debajo de las sábanas.Â
Además, la privativa del sexo sólo es condenable si se desvaloriza el cuerpo. Existen sabidurÃas orientales como la doctrina Kundalini yoga, el taoÃsmo chino o la erótica sanscrita del Kama Sutra que ven la práctica sexual como un medio de despertar espiritual en el ser humano. Dónde la creatividad y la fecundidad provienen de la misma energÃa vital: el placer sexual. Y es por medio de la exploración misma del placer que podemos llegar a crear ideas o la vida misma. Sin caer en la anhelada fuga de la realidad que enseñan todas las doctrinas despreciadoras de la carne que la mujer de mis largas discusiones intenta cultivar en la mente de sus estudiantes.Â
En un acto de rebeldÃa para no condenar a la juventud puestas en las frÃgidas manos de esta mujer. He compartido con sus alumnos en la clandestinidad el libro de: Follamantes de Carlos Salem Sola. No se necesita el sufrimiento de los mártires, la melancolÃa de los intelectuales, la renuncia del asceta o el desgarro de los trágicos y fatalistas para darle un sentido a la vida. Todos ellos tienen que desviar la mirada del mundo o cerrar los ojos para habitar en él. Dentro de este libro encontraran el informe del director general de generalidades genéricas que despertará en ustedes el impulso de vivir. Para mi desafortunada audiencia he agotado mis copias entre el alumnado pero si quieren saber más le recomiendo encontrar: Follamantes de Frida ediciones en cualquier librerÃa de nuestra universidad.Â
            Yo soy Juanito RamÃrez y este es el libro de la semana.
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